El educador debe ser un imitador de la naturaleza; imitarla y estar en plena correspondencia a su movilidad y transformación constante, a su propiedad flexible y a su característica creativa. El educador no puede guiar y sostener el aprendizaje del estudiante sustraído del entorno y ajeno a los fenómenos físicos del mundo, a los fenómenos biológicos del cuerpo y a los fenómenos abstractos de la mente humana. Finalmente, debe comprender aquel que procura educar, que la realidad es en sumo compleja y diversa y que debe manipularse de forma gradual. No deben de esta forma, manifestarse vacíos, lagunas o eslabones inexistentes en la extensa cadena del saber. Tampoco han de evidenciarse límites o barreras impenetrables en el desarrollo mental del individuo ni en su comprensión del mundo, ya que todo lo que está compartimentado no favorece una comprensión holística de la realidad. En el desarrollo de este ensayo, analizaremos cómo la educación imaginativa y ...
Poeta y Escritor chileno/ Psicopedagogo: Instituto Profesional Los Lagos/ Profesor de Educación Diferencial Mención Accesibilidad para el aprendizaje: Universidad San Sebastián/ Magister en Educación mención Neurociencias aplicadas a la educación: Universidad Finis Terrae/ Filósofo