¿Qué es lo real en la política?, o ¿qué porcentaje de realismo sostiene
el discurso y la propaganda política? Hoy por hoy, en el escenario y contexto
de las próximas elecciones presidenciales en Chile, cada uno de los tres
candidatos con mayores posibilidades de pasar a segunda vuelta - Jannette Jara
(representante de las izquierdas), José Antonio Kast (candidato del Partido
republicano, de la que se proclama como la derecha nueva y valiente) y Evelyn
Matthei (candidata de Chile Vamos) - nos presentan, cada uno, su propia versión
de la realidad. Pero ¿qué tan fiel es el discurso de los candidatos a sus
convicciones más elementales y personales?, ¿qué tanto de lo que han dicho,
dicen y dirán es genuino reflejo de lo que verdaderamente sienten, creen y
piensan sobre Chile? Hay aquí un evidente peligro de intentar, por conveniencia
circunstancial, camuflarse al contexto; orientar más los oídos a la exigencia
estridente y al reclamo externo de la ciudadanía, más que al susurro coherente
de su yo político verdadero y natural. Adecuarse, flexibilizarse…cualquiera
diría que es sinónimo de inteligencia y estrategia - y sin duda alguna lo es - cuando
el cambio de tono y el ajuste verbal responden a las transformaciones del
entorno social. Pero es más digno aun, cuando también profundizan de forma
coherente en las propias convicciones y no se alejan de ellas o las pervierten.
Jannette Alejandra Jara Román es comunista. Realmente comunista desde
su adolescencia temprana. Adhiere a los principios del comunismo que avala y
defiende la “vía de los hechos” como medio legítimo para acceder al poder y
allí establecerse definitivamente. Sin embargo, hoy se presenta como abanderada
del neocomunismo: un comunismo modernizado, maquillado, que sonríe más y
es más lúdico, que es tan dulce como el almíbar, que endulza hasta sus
conceptos más amargos y que se disfraza de socialdemócrata con el fin de
“enamorar” al centro político y “tentar a pecar” a algunos laicos de derecha.
En la transversalidad y el techo amplio que brindan las frases talismán como
“luchar contra la inseguridad, favorecer el aumento del empleo, fomentar el
crecimiento económico”, pareciera la candidata del oficialismo, esconder
quien es verdaderamente. Y lo hace con aparente facilidad.
Kast y Matthei por su parte, siguen siendo los mismos, con sus errores
y aciertos. Ambos quizás más añosos y cansados por el trayecto, pero los mismos
en lo medular. Kast conserva incluso su excesiva tranquilidad postural, y su escasa
modulación en la oratoria. Matthei mantiene su disposición seria y dialogante,
propia de una derecha tradicional y hasta con tintes más pedagógicos como su
última intervención en el marco del Salmon Summit 2025. Pero ¿quién es realmente Jara?, ¿la que se ha
moderado por un compromiso contractual con la centroizquierda y el Frente
amplio?, ¿o aquella con el cabello más largo, la que promovía el cambio de
constitución y que defendía a la “gloriosa y honrada” primera línea del
octubrismo?
Su avance hacia el centro la obliga a desprenderse de su piel política
y a vestirse con ropajes que no son suyos, aunque modele bien en las encuestas.
Ahora bien, ¿tendrá el elector la capacidad de ver más allá de las
simples apariencias? Denle al hombre la posibilidad del poder, para ver
todos sus gestos, rostros y transformaciones. Los que antes se arrastraban,
hoy han de volar.
Comentario Político de Boris Palma Díaz
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